Al terminar mi prepa no tenía muy claro a lo que quería dedicarme, no sabía que estudiar en la universidad. Ya alguien me había contado sobre programas de carreras fuera del país y me había llamado la atención. Sin embargo, no sabía si quería quedarme tanto tiempo en el extranjero entonces busqué otras opciones.
En EduLynks me presentaron todos los posibles programas que podía hacer como año sabático, pero con estudio, lo cual me pareció excelente pues mis papás estarían más contentos con la idea de que aprendiera un idioma mientras aprendo también de la vida. Mi asesora me presento programas como estudiar en Londres la carrera completa, vivir en Irlanda con el programa de Estudia y Trabaja, un Gap Year en Australia o en Canadá. Esta última opción fue la que más me convenció.
Escogí el programa de la escuela de idiomas ILAC en Toronto. Tenía muchísima emoción de vivir en una ciudad tan cosmopolita e importante en Canadá. Además, tenía mucho interés en perfeccionar mi inglés. Desde que me subí al avión en Guadalajara sólo tuve buenas experiencias.
Estudié en esta escuela de idioma por un tiempo y después obtuve el pase directo para estudiar en George Brown College. Esto fue increíble pues también viví la experiencia de ser estudiante de college en Canadá. Ambos programas tenían muy bien nivel académico, aprendí muchísimo. Los maestros eran muy buenos y claros, además, daban atención extra en caso de que lo necesitáramos, es decir, asesorías gratis.
El programa duró ocho meses en total. Supe lo que era el duro invierno del país más al norte del continente americano. Las temperaturas llegaron a rebasar los -20 grados centígrados. A pesar del sufrimiento de huesos congelados, de las caminatas en la nieve o de la espera en las paradas de autobuses, estas vivencias se suman a un total de experiencias nuevas, únicas y todas increíbles. El frío nunca me impidió realizar mis actividades cotidianas.
Lo recomendaría a todos los estudiantes que terminan la preparatoria. Aunque tengan claro qué es lo que quieren estudiar, esta es una oportunidad única, pues no se vuelve a ver la vida a través de los ojos de un joven jamás. La madurez, experiencias y sobre todo amigos que conocí en este tiempo son para siempre.
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